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Declaraciones de la administradora Gina McCarthy sobre las normas de contaminación de carbono para nuevas plantas de energía—Como fueron redactadas

09/20/2013
Buenos días a todos.

Hace menos de tres meses, el Presidente Obama estuvo parado afuera en el calor sofocante para presentar un nuevo plan nacional para confrontar la creciente amenaza del cambio climático. Él pronunció, en mi opinión, uno de los discursos más importantes de su presidencia. Sí, estoy un poco parcializada. Sin embargo en esos 45 minutos, el presidente expuso su visión y un plan para proteger nuestros hijos y nuestras familias de la contaminación y luchar en contra del cambio climático. Él exhortó a las agencias a través del Gobierno Federal, incluyendo a la EPA, a tomar acción para reducir la contaminación de carbono, proteger nuestro país de los impactos del cambio climático y liderar al mundo en este esfuerzo. Él planteó una pregunta que todos nos deberíamos plantear: ¿Tenemos el valor para actuar antes de que sea demasiado tarde? La manera en la cual respondamos tendrá un impacto profundo en el mundo que dejemos a nuestros hijos.

El presidente instó a la EPA a tomar acción, y respondimos. ¿Por qué no lo haríamos? Nuestra labor es proteger la salud público y el medio ambiente. La EPA es la única agencia federal que se enfoca exclusivamente en suministrar aire limpio, agua limpia, y una tierra más sana y saludable a las familias en este país. Por más de 40 años, la EPA ha realizado esta labor bien—con honor y distinción. Hemos realizado nuestro trabajo al desarrollar y usar la mejor ciencia disponible y siendo transparente en nuestro proceso de toma de decisiones. Hemos realizado nuestra labor al trabajar con todos desde los estados a los negocios y las ONGs y todos los demás—para asegurar que logremos un progreso que sea sensato en todas las regiones del país.

El juicio abrumador de la ciencia nos dice que el cambio climático es real, las actividades humanas generan ese cambio, y debemos tomar acción para evitar las consecuencias más devastadoras del cambio climático. Sabemos que esto se trata no tan solo de los glaciales que se derriten. El cambio climático—causado por la contaminación de carbono—es una de las amenazas más significativas de nuestro tiempo. Por dicha razón EPA ha sido llamada a tomar acción. Y por eso la acción de hoy es tan importante para que nosotros hablemos al respecto. Déjenme explicarles.

El cambio climático se trata del agua. Se trata de fuentes y fiables de agua potable limpias. Se trata del envejecimiento de las instalaciones de agua y de tratamiento de aguas residuales—que terminan sobrecargadas e inundadas durante eventos climáticos extremos. Se trata de los deslizamientos y las marejadas tormentosas producidas por la lluvia incesante, y los alcantarillados que se averían y se desbordan. Se trata de los sistemas de aguas residuales inadecuados que dejan que la contaminación ataque los ecosistemas sensitivos como los humedales y los estuarios—que amenazan los peces y la vida silvestre. Se trata de la suma de todos estos impactos que menoscaban la belleza y la vitalidad de los cuerpos de agua más representativos de nuestro país—amenazando así el confort, la seguridad y viabilidad de nuestras comunidades.

El cambio climático se trata también de las olas de calor y las sequías. Las sequías que producen un alza en los precios y afectan el suministro de alimentos, mientras también amenazan las operaciones de manufactura que dependen del agua para la operación de sus negocios. El cambio climático se trata de los incendios forestales. Incendios forestales como vimos recientemente en el suroeste del país. Incendios que, en el 2012 solamente, quemaron más de nueve millones de acres en ocho estados. Esta es un área más de dos veces y medio mayor al gran estado de Connecticut. Piensen en toda la propiedad damnificada, las vidas perdidas, los bosques destruidos y la contaminación del aire ocasionada por estos incendios—que destruyeron paisajes y pusieron en riesgo a las comunidades. El cambio climático se trata de la propagación de enfermedades. Las temperaturas más cálidas contribuyen al alza de pequeñas criaturas como los mosquitos y las garrapatas. Estas picadas podrían no parecer mortales, pero propagan enfermedades como la enfermedad de Lyme y el virus del Nilo Occidental—con un alcance más distante y más amplio a medida que el clima cambia.

Y más importantemente—el cambio climático se trata del aire limpio y saludable para nosotros respirar. La contaminación de carbono y el clima más caliente producen temporadas de alergia más prolongadas, un mayor número de muertes atribuidas al calor y amenazas directas para aquellos que padecen de enfermedades crónicas de los pulmones y el corazón. También sabemos que el alza en las temperaturas produce un aumento en el smog. Déjenme ahondar más sobre esto.

La EPA ha estado estudiando y regulando la contaminación que conduce al ozono a nivel terrestre—o el smog—por décadas. Una cosa que sabemos de seguro: cuando el clima se calienta, el smog se empeora y la gente de todas las edades sufren. Me imagino que la mayoría de ustedes conocen a alguien afectado por el smog. El smog dificulta el proceso de la respiración y demasiados de nosotros tenemos retos de salud que el smog empeora. Tomemos el caso de Daniel Dolan-Laughlin, por ejemplo. Daniel es un ejecutivo jubilado de la industria ferroviaria de Wheaton, Illinois. Él padece de la enfermedad de obstrucción pulmonar crónica (COPD, por sus siglas en inglés)—una enfermedad que puede ser fatal que afecta los pulmones y el sistema respiratorio, el tipo de condición que se empeora como consecuencia del smog. Por suerte, Daniel recibió un doble trasplante de los pulmones y su salud se mejoró significativamente. Sin embargo, el año pasado, Daniel vino a la EPA para contar su historia. Vino para hacer un pedido en específico a la agencia: nos pidió que tomásemos acción sobre el cambio climático. ¿Por qué? Él entiende que el cambio climático conduce a un aumento en la contaminación atmosférica, el cual puede empeorar enfermedades respiratorias como la que él padece.

Desafortunadamente, la historia de Daniel es demasiado común. No se trata tan solo de adultos y ancianos que sufren las consecuencias de la contaminación atmosférica, sino también de los niños—especialmente los niños en comunidades urbanas y de bajos ingresos. Si su hijo nunca ha necesitado un inhalador, usted es un padre muy afortunado—porque uno de cada diez niños en los Estados Unidos vive con asma cada día. Eso es correcto—uno de cada diez. Cuando se trata de preocupaciones por asuntos de la salud, nuestros niños siempre nos vienen a la mente. Al final del día, de eso se trata. Es por eso que la EPA se preocupa por el cambio climático y debe tomar acción ahora.

Es por eso que las personas de las comunidades de bajos ingresos y de justicia social a través de toda la nación están preocupadas porque con frecuencia ellos están sujetas a riesgos mayores cuando ocurre un desastre. Es por eso que grupos como MomsRRising (MamásConPoder) se están pronunciado a favor de la protección de nuestros niños de la amenaza de la contaminación y el cambio climático. Por esa razón los grupos de fe de todas las denominaciones están instando a favor de la acción. Debemos cumplir nuestra obligación moral para la siguiente generación—ser buenos guardianes de nuestros recursos naturales. Se trata de estos recursos que proveen el fundamento para nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra economía.

El Plan de Acción Climático del Presidente exhorta a las agencias federales a tomar pasos estables, sensibles y pragmáticos que reducen la contaminación dañina de carbono que genera nuestro cambio climático, para preparara a nuestras comunidades de sus impactos inevitables, mientras continúan proveyendo energía asequible y fiable para todos. Y es por eso que estoy aquí hoy. Para anunciar que la EPA esté tomando uno de esos pasos importantes con una propuesta para limitar la contaminación de carbono de las nuevas plantas de energía.

Las plantas de energía son las fuentes singulares más grandes de contaminación de carbono. Las nuevas plantas energéticas pueden minimizar sus emisiones de carbono al tomar ventaja de las tecnologías modernas disponibles. Estas tecnologías les ofrecen un camino limpio hacia adelante, hoy y a largo plazo. Déjenme ofrecer más detalles al respecto.

Estas propuestas normas son los primeros límites nacionales uniformes sobre contaminación de carbono para las nuevas plantas energéticas. No aplican a las plantas de energía ya existentes. Vale la pena repetirlo. Estos estándares propuestos son los primeros límites nacionales uniformes para la contaminación de carbono de nuevas plantas energéticas. No aplican a las plantas energéticas ya existentes. La propuesta de hoy establece límites nacionales para nuevas plantas de energía a base de gas natural y nuevas plantas de energía a base de carbón. Las nuevas plantas energéticas grandes de gas natural tendrían que cumplir con un límite de 1,000 libras de CO2 por megavatio-hora, mientras que las nuevas plantas energéticas pequeñas de gas natural tendrían que cumplir un límite de 1,100 libras de CO2 por megavatio-hora. Las nuevas plantas de carbón tendrían que cumplir un límite de 1,100 libras de CO2 por megavatio-hora. Las plantas de carbono podrían optar por tener alguna flexibilidad adicional si quieren hacer un promedio de sus emisiones a lo largo de múltiples años para cumplir con un límite algo más estricto.

Algunos quizás se acuerden que propusimos normas para nuevas plantas de energía eléctrica el año pasado. ¿Entonces, por qué estamos comenzando desde el principio nuevamente? Bueno, recibimos extensos comentarios públicos—sobre dos millones—para la propuesta anterior. Consideramos nuevos datos y miramos las tendencias recientes en el sector energético. Por estas razones, decidimos actualizar la propuesta.
Estamos confiados en que los estándares de contaminación de carbono son flexibles y alcanzables. Surcan el camino hacia adelanta para la siguiente generación de plantas de energía. Estas normas son flexibles porque establecen normas diferentes para diferentes tipos de plantas energéticas. Los estándares son alcanzables porque aseguran protecciones de salud pública y medioambientales importantes y reflejan el rendimiento demostrado de una variedad de tecnologías eficientes, limpias, elaboradas en este país. Las tecnologías que están entrando al mercado en la actualidad y están siendo construidas hoy. Las normas establecen el marco para continuas inversiones públicas y privadas en tecnologías como la Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS, por sus siglas en inglés). Con estas inversiones, la tecnología eventualmente madurará y será tan común para las nuevas plantas energéticas como lo son hoy en día los depuradores de gases para las plantas bien controladas existentes en la actualidad.

Si hay algo que he aprendido a lo largo de mi labor en la implementación de la Ley del Aire Limpio es que las plantas energéticas tienen una larga vida de duración—algunas veces de 60 años o más. Para la gente que toma decisiones sobre cómo se construyen estas plantas hoy en día—esa es una razón por la cual debemos tomar acción hoy. Eso es lo que hace que los estándares para las nuevas plantas sean tan importantes y por eso esta propuesta toma plena ventaja de toda la tecnología avanzada que aumenta la eficiencia y reduce los desechos. Como siempre, la EPA está esperando muchos comentarios sobre esta propuesta. Cada uno será considerado exhaustivamente.

Con todas estas conversaciones acerca de la reducción de contaminación de carbono, ustedes probablemente se estarán preguntando--¿Qué vamos hacer acerca de la contaminación de las plantas energéticas ya existentes? El abordar ese tema es una pieza importante en el Plan de Acción Climático del Presidente. Y estamos comprometidos a tomar acción para las plantas existentes también. Sin embargo, estos propuestos estándares tendrán un plazo más largo. Planeamos publicar una propuesta para comentarios públicos en junio del año que viene. Por eso iniciamos el proceso ya a fin de cumplir con ese plazo. Ese proceso conlleva la participación de los gobiernos estatales y locales, los líderes industriales, las ONGs, las organizaciones sindicales, y otros que quieran intervenir. Planificamos consultar estrechamente con los estados sobre esto. Debemos asegurar que las directrices que EPA propone sean suficientemente flexibles para tomar en cuenta las diferencias entre los estados y regiones.

Yo puedo prometerles que la EPA seguirá el curso trazado por el Presidente en su discurso en junio. Para llegar a donde queremos ir, tenemos que desarrollar alianzas con los líderes estatales, locales y comunitarios. Podemos aprender mucho de sus continuos esfuerzos por reducir la contaminación de carbono y movernos hacia un sector de energía eléctrica más limpia y más eficiente. Esperamos adelantar sus avances.

De hecho: 10 estados ya están participando en sus programas basados en el mercado para reducir la contaminación de carbono. Más de 35 estados tienen metas de energía limpia. Más de 25 estados han establecido metas de eficiencia energética, reduciendo los desechos de energía. Y más de 1,000 alcaldes en todo el país han firmado acuerdos para reducir la contaminación de carbono. Claramente, los estados y comunidades locales están haciendo trabajo como incubadoras de innovación. Están liderando los esfuerzos para alcanzar una energía más limpia, más asequible y más sostenible.

Y han demostrado que el combatir el cambio climático esencialmente hace buen sentido para los negocios también. Como el Presidente destacó, más de 500 negocios—incluyendo GM y Nike—describieron el tomar acción sobre el cambio climático, y cito: “una de las oportunidades económicas más grandes en el siglo 21”.

Sabemos que el cambio climático y el proteger a nuestros hijos de la contaminación dañina no se pueden resolver de la noche a la mañana. Tomará un esfuerzo amplio y concertado a todas las niveles del gobierno y del sector privado—así como de la comunidad internacional. Sin embargo, no se equivoquen, la acción tomada por la EPA hoy para abordar la contaminación de carbono de las nuevas plantas energéticas es un paso importante hacia adelante en nuestra travesía de la energía limpia. Es un paso necesario para abordar un reto de salud pública que no podemos gastarnos el lujo de evitar por más tiempo.

Las buenas nuevas son que podemos enfrentar exitosamente el reto del cambio climático si trabajamos juntos. Hemos demostrado repetidamente que el fijar normas justas de la Ley de Aire Limpio para proteger a la salud pública no ocasiona que el cielo se caiga. Que la economía no se desintegre. De hecho, ya estamos viendo cómo nuestras inversiones en energía limpia están dando resultados. Justo esta semana, el Departamento de Energía de EE.UU. publicó un informe que apunta a la reducción del costo de la energía renovable, mientras su uso va en aumento. Y justo el año pasado, en el 2012, los Estados Unidos desplegaron casi el doble de energía eólica que el año anterior. Trabajando juntos—con el insumo de los estados, las comunidades, las tribus, la industria y los ambientalistas—hemos logrado la expansión de nuestra economía, hemos fomentado la innovación y hemos creado comunidades más saludables, más sanas y más vivibles para pasarlas a nuestros hijos y nietos.

No nos olvidemos—bajo el liderazgo del Presidente hace unos años atrás--establecimos estándares de eficiencia de combustible históricos para vehículos de pasajeros, lo cual ahorró miles de dólares para los consumidores en las gasolineras. Esas normas no paralizaron la industria automotriz sino la hicieron más fuerte y competitiva. Al trabajar mano a mano con la industria, el sindicato automotriz, UAW, (por sus siglas en inglés), defensores del medio ambiente y otros, realizamos la labor y lo hicimos correctamente. Con el apoyo de la industria automotriz, alcanzamos normas que recortarán la contaminación de carbono proveniente de nuestros autos por la mitad para el 2025. Y un conductor promedio ahorrará más de $8000 dólares en la gasolinera durante la vida de su vehículo. En lugar de producirse el colapso de la industria automotriz, ésta está creciendo, creando más de 300,000 empleos desde que el presidente la rescató del colapso.

Los cuarenta años de historia de la Ley de Aire Limpio demuestran que podemos reducir la contaminación mientras a la misma vez creamos empleos y fortalecemos la economía. Las viejas reglas quizás decían que no podemos proteger nuestro medio ambiente y promover el crecimiento económico a la misma vez, sin embargo, en Estados Unidos, siempre hemos usado tecnologías nuevas, hemos usado la ciencia, hemos usado la investigación y desarrollo y los descubrimientos para hacer estas viejas reglas obsoletas. Aquí en los Estados Unidos, tenemos los conocimientos, las destrezas y el ingenio que se necesitan para tomar acción sobre el cambio climático. Podemos, y debemos, transformar este reto de salud pública y ambiental en una oportunidad económica. Como el Presidente nos recordó, solo necesitamos el valor para actuar.

Para mí, para armarme del valor, solo tengo que mirar los rostros de mis tres hijos preciados—Daniel, Maggie y Julie. A fin de cuentas, de eso se trata. Nuestra obligación de dejar a nuestros hijos un mundo que sea más saludable y sano que el mundo que nosotros heredamos.

Muchas gracias.